EN EL VACÍO
Etiquetas: cornadó
Etiquetas: cornadó
Etiquetas: odio
Etiquetas: poesia
Etiquetas: poesia
Etiquetas: poesia
Etiquetas: poesia
Etiquetas: poesia
Cuando llegue el día en que nos preguntemos
¿En dónde podemos ver la luz en esta penumbra sin fin?
La pérdida que cargamos,
el mar que debemos vadear.
Hemos hecho frente a la boca del lobo,
hemos aprendido que el silencio no siempre es la paz
Y las normas y nociones
de lo que es justo
no siempre es la justicia.
Y sin embargo el amanecer es nuestro
aún antes de saberlo
de alguna manera lo hacemos.
De alguna manera hemos resistido y presenciado
una nación que no está rota
sino simplemente incompleta.
Nosotros, los sucesores de un país y una época
en que una delgada chica negra
descendiente de esclavos y criada por una madre soltera
puede soñar con llegar a ser presidenta
y encontrarse recitándole a uno.
Y sí, estamos lejos de ser impolutos
lejos de ser prístinos
pero eso no significa que estemos
luchando por formar una nación perfecta,
luchamos para forjar una nación con propósito,
para formar un país comprometido con todas las culturas, colores, personalidades y condiciones del hombre.
Y así alzamos la mirada no hacia lo que se interpone entre nosotros,
sino a lo que está frente a nosotros.
Cerramos la brecha porque sabemos que para darle prioridad a nuestro futuro,
primero debemos hacer a un lado nuestras diferencias.
Bajamos nuestros armas
para poder extender nuestros brazos
al otro.
Buscamos no el daño, sino la armonía para todos,
dejemos que el globo, si nada más, diga que esto es verdad:
Que aún en la pena, crecíamos
Que aún en el dolor, esperábamos
Que aún en el cansancio, intentábamos
Que por siempre estaremos unidos, victoriosos,
no porque no volveremos a conocer la derrota
sino porque nunca sembraremos la división.
Las escrituras nos dicen que visualicemos
que todos se sentarán bajo su vid y su higuera
y nadie los asustará.
Si debemos vivir a la altura de nuestros tiempos,
entonces la victoria no residirá en la espada
sino en los puentes que construimos.
Esa es el claro prometido,
la colina que escalamos,
si nos atrevemos es sólo
porque ser estadounidense es más que un orgullo heredado,
es el pasado al que entramos
y cómo lo reparamos.
Hemos presenciado una fuerza que destrozaría nuestra nación
antes que compartirla,
que destruiría nuestro país si fuera para retrasar la democracia
y casi tuvo éxito en sus esfuerzos.
Pero, mientras que la democracia puede ser retrasada periódicamente,
nunca podría ser derrotada permanentemente.
En esta verdad,
en esta fe confiamos,
ya que mientras tenemos la mirada en el futuro
la historia tiene su mirada en nosotros.
Esta es la era de la redención,
temimos su concepción,
no nos sentíamos preparados para ser los herederos
de un tiempo tan espantoso,
pero dentro de él encontramos el poder
de escribir un nuevo capítulo,
de ofrecernos esperanza y risa a nosotros mismos.
Así que si una vez nos preguntamos
cómo podríamos siquiera resistir la catástrofe,
ahora afirmamos
cómo podría la catástrofe siquiera resistirnos.
No daremos marcha atrás, hacia lo que era,
avanzaremos a lo que será.
Un país lastimado, pero entero,
benevolente, pero audaz,
fiero y libre.
No nos harán a un lado
ni nos interrumpirán intimidándonos
porque sabemos que nuestra inacción, nuestra inercia,
será nuestra herencia para la siguiente generación.
Nuestras torpezas serán sus cargas,
pero una cosa es cierta:
Si combinamos la piedad con el poder
y el poder con lo correcto,
el amor se convertirá en nuestro legado
y el cambio, en el derecho de nacimiento de nuestros hijos.
Entonces dejemos atrás un país
mejor que el que nos dejaron.
Cada respiro de mi pecho forjado en bronce,
elevaremos este mundo herido a uno maravilloso,
nos alzaremos desde las doradas colinas del oeste,
nos alzaremos desde el noreste azotado por el viento,
donde nuestro antepasados hicieron la revolución por vez primera.
Nos alzaremos desde las ciudades de los estados del medio oeste, bordeadas de lagos,
nos alzaremos del sur curtido por el sol.
Reconstruiremos, reconciliaremos, recuperaremos
y de cada recoveco conocido de nuestra nación
y de casa rincón de lo que llamamos nuestro país
nuestro pueblo, diverso y hermoso, emergerá,
golpeado y hermoso.
Cuando llegue el día en que salgamos de la penumbra,
inflamado y sin miedo
el nuevo amanecer florecerá mientras lo liberemos,
ya que siempre hay luz
si tan sólo tenemos el valor de verla,
si tan sólo tenemos el valor de serla.
AMANDA GORMAN - en la investidura de Joe Biden
Etiquetas: poesia
Etiquetas: poesia
Etiquetas: poesia
Etiquetas: poesia