A MI PADRE . . .
Recuerdas Santiago,
aquel sábado en París;
para ti era la primera vez,
para mi la que hacía tres.
a las siete de la mañana ya estábamos en las Halles,
acojonados ambos, perdidos en medio
de inmensos pasillos llenos de marginados
que sólo nos miraban.
finalmente y en encontrar la salida,
aliviados, llegamos al centro Pompidou,
que - obviamente - a aquella hora
estaba cerrado. Pero no Notre Dame.
*
Después, el desayuno en aquel café típico,
al lado del Sena. Croissants de verdad
de aquellos inventados por los pasteleros vieneses,
y un enorme tazón de café con leche
y a pie - lo recuerdas Santiago - desde allí
hasta la Torre Eiffel en los campos de Marte.
Hora y media larga de Quai d'Orsay
con parada a medio camino en el museo del Louvre.
No entramos, y no por el precio - bien, en parte si -
simplemente nos costó mucho darnos cuenta
que se entraba por aquella horrorosa y antiestética
cúpula de cristal en medio de la plaza interior.
que era la escena final de el Código da Vinci,
aunque esto lo supimos después.
Una vez cumplido el ritual de subir al segundo piso
de la torre Eiffel que no es gris como pensábamos,
más bién de un tono beig claro.
Subir arriba del todo es muy complicado,
con una inmensa cola de japoneses,
que pronto te hace desistir de tu propósito.
Nos hicimos unas fotos que no salieron después,
y desde allí - Lo recuerdas Santiago -
desde allí te enseñé París.
Al abandonar los campos de Marte - ahora ya en metro -
llegamos hasta Montmartre,
ayudados por un funicular, hasta arriba
donde el Sacre Coeur contempla Paris.
Recorrimos las viejas calles,
hasta llegar a la plaza - no recuerdo el nombre -
donde están todos los pintores, colores y olores del mundo.
*
Una inmensa multitud de gente de todos colores
- Perdóname la redundancia
curioseaba en busca de un nuevo Cezanne
Y después de llenarnos de luz y olores, aquella comida
- Lo recuerdas Santiago -
sopa de verduras y huevos fritos con patatas,
y cerveza de la de verdad. Viva Italia!
pues de allí eran los dueños del restaurante.
aunque lo regentaban unos paquistaníes.
Por la tarde, de vuelta otra vez a las Halles,
ahora vivo y lleno de vida, rebosante de gente.
un tren triste y abarrotado nos llevó de vuelta.
te diste cuenta Santiago, que nosotros,
sólo nosotros dos, éramos blancos
Mil razas y mil colores recogían los vagones.
caras tristes y cansadas en la mayoría de los casos,
poca niños, y en cada parada
- Que hay muchas -
los vagones se iban vaciando de gente
que bajaba silenciosa y apresurada.
Finalmente al llegar a Marne la Vallée,
íbamos casi solos y allí se acabó el viaje
bajamos del tren y al subir arriba
volvíamos a estar donde la mañana,
a la entrada de Disneyland Paris.
Pero este es otro espectáculo.
.
9 comentarios:
La place du Tertre.
Fue alli que yo cené, coq au vin y crepes Suzette.
en Paris como no escojas con cuidado se come muy mal, y si comes medianamente bien te sale muy caro.
Yo no pagué jajajja Pero comimos siempre muy bien. En un restaurante en Les Champs Elysées yo creo que se llamaba L'Alsacien, buenisimo. Otro en el Trocadero me acuerdo que comimos unos mejillones de chuparse los dedos, y una sopa de cebolla a la francesa con queso gratinado por encima, de.li.ci.osa!!
Et les huitres avec du champagne?????
Oh.la.la!!!!
Hace cuantos años fue este viaje?
Siempre olvido de preguntarte, como está tu papa??
bien, esta mañana he desayunado con el como cada domingo, anda un poco fastidiado con el taon de aquiles que le hace cojear algo, peo que quieres? tiene 94 y la cabeza muy clara,
Que bien! Y no le hace nada al talon de aquiles? El unguento de amapolas él sigue haciendolo?
Ya no me acuerdo para que sirve.
TOMA UNA MEDICACIÓN QUE NO ACABA DE FUNCIONAR. EL LINIMENTO ERA PARA LOS GOLPES, AL TOMAR CORTISONA, SE LE AFINA MUCHO LA PIEL Y EL LINIMENTO LE VA BIÉN-
Y la cortisona no le hace daño? Al corazón por ejemplo.
no, sólo que le reseca mucho la piel, ya le llevé de Lanzarote Aloe Vera.
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