Las franjas de sombra
yacían en el césped
del suelo profanado,
un mosaico de chispas
de luz esparcidas
por la vieja farola.
Entreluces caprichosos
llenaban de claroscuros
el jardín de tu casa
un atardecer de verano
hace ya muchos años.
Tantos, que oxidados están,
como lo estaba la vieja farola.
*
5 comentarios:
Que lindo!!
Oxidados pero seguro que bien disfrutados!
claro! ahora hay una farola de diseño de estas que no producen contaminación lumínica
Que bueno!
cosas de la modernidad.
Buena evocación
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