ENERO EN LLANÇÀ
Recuerda aquel domingo de enero, a ras del mar,
ya florecido de mimosas resplandecientes, con los espinos
plenos de estrellas rosadas
y el cormorán secándose al sol, alas extendidas.
Griterío de niños, en el jardín, y una rama
de almendro. El calor
de los leños en el hogar cuando el ocaso alarga
las sombras de los cipreses, por fuera, y de los pinos.
El día que ha nacido y crecido con el sol
como un niño feliz, racimo maduro al mediodía,
adulto se ha vuelto en la tarde calmada
y sin espasmos ha muerto lentamente
para no entristecernos, tras las montañas.
MARIA ÀNGELS ANGLADA (Vic, 1930- Figueres, 1999)
2 comentarios:
Muy lindo.
un domingo que nace, juega y muere sin ese padecer humano
muy bien, saludos
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