EL FIN DE LAS COSAS
Una campana vuelve a repicar
en el último cruce,
La voz recorrida
este día,
como cada segundo
de cada año.
Este cansancio,
esta carrera,
esta lepra
junto a la carretera,
no se detiene,
no me da tregua.
Tacho esta visión,
en todas partes estorba,
este metal fundido,
este ácido corriente,
la mirada quieta
y las entrañas esparcidas.
Pero fue sólo
una vez,
y una eterna decadencia
comienza entonces.
un poema de Jean Robur
3 comentarios:
Triste y lúgubre.
los poemas de Jean suelen ser así
Pós si!
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