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Lugar: SABADELL, Barcelona, Spain

lunes, 8 de agosto de 2011

AGOSTO












Silencios en ciudad y soledades.
Sombras largas en el bosque, frivolidad
en las playas de sol incandescente
donde se desvanece la tarde sin prisa.


Deseo de cambios, temporales y breves,
de paisajes lejanos. Fotografías.
Aviones, barcos, jardines, cuadros, estatuas,
o un refugio en algún lugar desconocido,
donde, se supone, nuestro corazón descansa.


Todo es falso, como un espejismo.
La vida cotidiana, tan preciada,
hecha de amigos, de trabajo, de rutina,
de saber dónde está todo el mundo y dónde están las cosas
se desvanece en la toma adelerada
para ver lo que no hemos visto y hacer kilómetros
en busca de una nada mejor.


También se muere en verano. También hay guerras
y maldades y hasta inundaciones,
y terremotos e inquietantes noticias
sobre un mundo que no termina de arreglarse.



Pero al mismo tiempo, a pesar de tanta diversión,
una calma prudente, una advertencia
hecha de afectos, de sabiduría vieja,
como el consejo de un maestro sesudo,
nos viene a buscar cuando la calor es pesada,
en medio de una galvana inquieta.


Acorta, hoy, poco a poco, la tarde.
No es extraño que las fiestas de las villas
se celebren a menudo en el mes de agosto,
a pesar de que poca gente hace la cosecha
que en otros tiempos marcaba el calendario
con precisión y obligaciones estables.


Son todo un símbolo de la vida breve,
estas fiestas con gigantes y danzas:
De la ilusión que nos hace creer inmortales,
de la necesidad de hacer mudanza,
para añorar, después, lo que hemos dejado
cuando todavía la orquesta de alquiler
esparce los sonidos de una canción de antes
bajo las banderolas de colores.


Y una frescura súbita, prematura,
nos recuerda que todo dura un segundo
en este universo que nos envuelve
con las estrellas, que San Lorenzo esparce
por encima nuestro, en una noche de florecimiento.


La gente de antes, con la inocencia antigua,
decía que eran sagradas mariposas
de los difuntos condenados que abandonaban
un purgatorio breve y esperanzado,
después de haber cumplido la penitencia
por sus pecados, veniales y perdonables.

Julia Costa. Poemas inéditos.

4 comentarios:

Blogger Flor ha dicho...

Me gustó mucho este poema.
Me hice seguidora de Julia.

8 de agosto de 2011, 13:25  
Blogger Francesc Puigcarbó ha dicho...

Júlia es una maestra jubilada que ha publicado cuatro o cinco novelas y varios libros de poemas. Sus novelas a mi me gustan mucho u los poemas aún más. Tiene otro bloc sólo de poesia de mujeres: Terbol atzur

http://trbolatzur.blogspot.com/

échale un vistazom, es muy interesante y descubriras poetisas que desconocias y que son muy buenas.

8 de agosto de 2011, 18:49  
Blogger Flor ha dicho...

Si lo voy hacer. Gracias.

8 de agosto de 2011, 19:18  
Blogger omar enletrasarte ha dicho...

Gracias Puigcarbó, muy interesante y comparto tu gusto por tan digna poeta.
salut

9 de agosto de 2011, 20:48  

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