El Cascales
Me encontré un domingo por la mañana
a Cascales y su mujer.
Hacían lo mismo que yo
buscar una farmacia de guardia.
No los conocía de nada en ese momento
y puesto que la más cercana estaba en la calle
Pintor Vila-Cinca, me ofrecí a llevarlos.
En el corto trayecto de ida y vuelta
me contó su vida,
larga por cierto - noventa años me hablaban -
para llegar a un punto de coincidencia,
incluso de vecindad - cincuenta años atrás -
en la calle de Villarrubias, y conocía a mi padre.
La mujer no decía nada sólo escuchaba.
¡Coño! se debía decir, se han juntado dos charlatanes.
Me contó muchas más cosas que a veces
iteraba con creces - que quereis a esa edad .-
pero en este corto espacio de tiempo
ya no era un extraño para mí.
Cascales que en la farmacia compró
como única urgencia dos cajas de aspirinas.
*
5 comentarios:
Él tenía dos urgencias, una de comprar las aspirinas, la otra tenía falta de atención, falta de comunicar.
Más falta de atención que las aspirinas, y en esos casos hay que saber escuchar.
Es verdad hay que saber escuchar, es muy importante.
A mi me gusta escuchar. Escuchando se aprende mucho.
totalmente de acuerdo, però no és fácil aprender a escuchar.
Quieres ver?
http://conversasdecafe-flor.blogspot.com/2010/11/delfin-que-regreso.html
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