Las olas me bañan los pies mientras los granos de arena se incrustan entre mis dedos caminando por la playa. Puedo pasarme horas y horas contemplando el ir y venir, de las olas. Cómo rozan la arena en un acto de amor, nunca acabado de consumar del todo, suave a veces y violento en otros, pero siempre fieles a su interminable cita. Largo noviazgo éste, origen de la vida, de aquí nuestra fascinación por el mar, el origen de nuestra especie, allí donde hace millones de años empezó todo y, donde quizás habría sido mucho mejor que no hubiera sucedido nada. De todos los errores de la naturaleza, nosotros somos el mayor y el más inútil, y también el mejor de todos, su mejor acierto, el depredador por excelencia, capaz de pensar, de emocionarse, reír o llorar, de odiar, de matar por matar, de aniquilar, de amar, de ser generoso o avaro, de darlo o tomarlo todo. La única especie capaz de cambiar su destino para bien o para mal, de rediseñarlo si hace falta, adaptándolo a sus esquemas. Dios, a imagen y semejanza del ser superior, el hombre.
También me gusta caminar por la orilla y sentir la arena desaparecer bajos los pies. Y uno camina y piensa, y camina y mira el mar y mira las olas y respira su aire.
2 comentarios:
También me gusta caminar por la orilla y sentir la arena desaparecer bajos los pies.
Y uno camina y piensa, y camina y mira el mar y mira las olas y respira su aire.
y es muy bueno andar por la orilla.
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